VILLA BENS, CAPITAL DEL PROTECTORADO SUR *
Juan B. Valentín Gamazo de Cárdenas
Presidente de la Hermandad de Veteranos del Inmemorial del Rey
En la localidad marroquí de Tarfaya, antigua Villa Bens, situada 30 kilómetros al norte de la antigua frontera del Sahara español, se conservan dos edificios singulares. Uno de ellos es una construcción de piedra de dos plantas situada sobre un arrecife a 600 metros de la costa. El otro es un recinto amurallado de grandes dimensiones y forma trapezoidal, del que se conservan dos de sus lados y alguno de sus edificios interiores, como el situado en la fachada principal, de gran altura, con la planta superior almenada y un torreón adosado en su cara oeste. Ambas instalaciones fueron construidas a finales del siglo XIX por la empresa británica North West African Company cuando se estableció en esta zona en el año 1875 para comerciar con las tribus del Interior.
El inglés Douglas Mackenzie, de la citada compañía, tenía un proyecto que se podría calificar de faraónico, mediante el cual, inundando con agua del mar las depresiones existentes en esta zona del Sahara, se podría abrir una vía navegable con la que se facilitaría el comercio con la región del interior que genéricamente se denominaba el Sudán oeste. Hay que tener en cuenta que unos años antes, en 1869, se había inaugurado el canal de Suez, con lo que este tipo de proyectos estaban en boga.
Lógicamente este proyecto no se llevó a cabo, pero Mackenzie firmó un acuerdo con el jeque local, Mohamed ben Beiruk, por el que se le autorizó a establecerse en la zona que el británico consideraba más favorable, el arrecife situado al sur de Cabo Juby, que ofrecía resguardo para las embarcaciones que materializarían este comercio. Inicialmente la factoría consistió en un barracón de madera construido el año 1879 que recibió el nombre de Port Victoria.
Pronto este asentamiento despertó las reticencias del Sultán de Marruecos quien, pese a que su frontera se encontraba muchos kilómetros más al note, en el rio Draa, veía en las actividades comerciales de Mackenzie una competencia peligrosa para su propio comercio exterior.
De inmediato empezaron las presiones mediante sobornos y amenazas a los posibles proveedores locales y finalmente, mediante un ataque directo, supuestamente ejecutado por incontrolados, se incendió y destruyó el primitivo edificio de madera.
La compañía decidió continuar a pesar de las dificultades y para ello inició la construcción de los dos edificios que se conservan. El del arrecife, denominado por los ingleses como «El Castillo», actualmente conocido como «Casa Mar» y la factoría, situada en tierra firme.
«Casa Mar», con una superficie de seiscientos metros cuadrados y dos plantas, fue construida por albañiles canarios con piedra traída de Lanzarote y cemento de Inglaterra. Disponía de unos depósitos de agua metálicos con capacidad para subsistir durante nueve meses. En la parte superior, de superficie plana, se asentó una batería de artillería para su defensa y apoyo a los edificios de la orilla. Además, se construyó un muelle para facilitar la carga y descarga de las mercancías.
En la costa, donde ya se había construido una residencia permanente el jeque Bairuk, se levantó un edificio para la factoría, de planta cuadrada con dos niveles y un torreón adosado en la esquina sur. Los muros, según la descripción británica, tenían un grosor en su base de más de un metro (cuatro pies) y estaban pensados para resistir un ataque de agresores que lógicamente no dispondrían de artillería. Finalmente se construyó un muro perimetral que abarcaba la vivienda del jeque, el edificio de la factoría y otros edificios menores con los que se completó la instalación mercantil. En la esquina sur del recinto se construyó un segundo torreón para completar el sistema defensivo, así como un cuerpo de guardia junto a la puerta principal. Todo ello comprendía una superficie de aproximadamente once mil metros cuadrados. En el edifico principal, además de los almacenes y dependencias administrativas se habilitaron alojamientos para el personal de la empresa, que se repartía entre los dos edificios. El año 1888 una delegación belga visitó la factoría con la finalidad de firmar un acuerdo con los ingleses y montar allí un hospital de la Cruz Roja, situado a medio camino entre la colonia de El Congo y la metrópoli, proyecto que al final no se materializó.
Esta situación permaneció más o menos inalterable hasta el año 1895, en que la compañía vendió la factoría al Sultán de Marruecos por 50.000 libras en oro y la obligación de abrir el puerto al tráfico marítimo.
Desde ese momento no se conoce la actividad de Port Victoria hasta los acuerdos franco-españoles firmados el 27 de noviembre de 1912, por los que se asignaron a España dos territorios: el Norte, conocido como el Marruecos Español y el Sur, también conocido como Cabo Juby, su capital, en la actual provincia marroquí de Tarfaya. Este último estaba comprendido entre el río Draa, límite sur del protectorado francés, y el paralelo 27 º 40’, límite norte del Sahara español.
En el consejo de ministros de 18 de julio de 1914 se decidió la ocupación española de Cabo Juby, por lo que se encargó al entonces comandante Francisco Bens Argandoño, comandante militar de la colonia de Rio de Oro, que organizara una expedición con dicho fin. Para ello se le asignó una fuerza consistente en 31 clases 4 de tropa al mando de un teniente y un oficial médico. Desgraciadamente, motivos políticos debidos al desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial y la presencia de un crucero alemán en el Rio de Oro, desaconsejaron la ausencia de Bens de la colonia. Finalmente, tras solicitar Bens un incremento del contingente, como consecuencia de un viaje de reconocimiento que realizó por tierra a Cabo Juby en este periodo, básicamente armamento, trasmisiones y un oficial de ingenieros, el 27 de junio de 1916 zarpó la expedición desde el Rio de Oro hacia Cabo Juby a bordo del vapor «Fuerteventura», arribando el 29 de este mes.
Al incorporarse al nuevo territorio, su primera labor fue desalojar a los elementos locales que ocupaban los edificios y poner en uso las instalaciones que se encontraban en estado de abandono e invadidos por la arena y dejar los edificios en condiciones mínimas de habitabilidad. La fuerza presente en Cabo Juby a principios de 1917 era de tres oficiales, tres suboficiales y sesenta y cuatro de tropa. Las instalaciones eran claramente insuficientes para este contingente, por lo que se hizo un proyecto con un plazo de ejecución de treinta meses que fue dotado económicamente por el mando. Pero en diciembre de 1925, cuando fue cesado el coronel Bens, estas obras se encontraban todavía en ejecución y su sucesor, teniente coronel Guillermo de la Peña, solicitó el envío de cuatro barracones de madera para poder alojar a un contingente de ciento veinte soldados, más los mandos correspondientes.
Con el tiempo las instalaciones se fueron mejorando y a los edificios originales se añadió una enfermería en la esquina este, un edificio de grandes dimensiones en el interior del recinto y adosado al muro sureste destinado a alojamiento, barracones de madera, pequeños edificios auxiliares y como dato curioso, un cine de grandes proporciones en el exterior. También se reforzaron y elevaron los muros y se construyó una tercera torre en la esquina este, junto a la enfermería.
En el año 1923 se estableció en Villa Bens la compañía francesa Aeropostal construyendo un gran hangar como punto de apoyo para la ruta Toulouse-Casablanca-Dakar, que luego se extendió hasta Sudamérica. Su representante entre 1927 y 1929 fue el piloto y escritor francés Antoine de Saint Exupery, al que se ha dedicado un museo en la localidad y que en aquel periodo escribió su obra «Correo del sur». En 1928 España destinó a estas instalaciones de Villa Bens de forma permanente una escuadrilla de seis Breguet XIV con una unidad de apoyo y seguridad que constituyeron el primer embrión de la aviación sahariana. La unidad estaba mandada por el entonces comandante Hidalgo de Cisneros, que durante la Guerra Civil sería el jefe de la aviación republicana.
El 27 de julio de 1926 se crea la Mía Nómada de Cabo Juby, compuesta por tres secciones o "farkas", con oficiales y suboficiales españoles y soldados nativos, 5 aunque esta estructura no se llegó a completar hasta años más tarde. Sus misiones eran las de auxilio y rescate de pilotos que tenían que realizar aterrizajes forzosos en el desierto o barcos que naufragaban en la costa, para evitar que fueran expoliados o secuestrados por las bandas de nativos incontrolados. También ejercieron funciones de policía y de control de frontera. Esta unidad fue el inicio de las futuras unidades de Tropas Nómadas saharianas.
A principios de noviembre de 1957 se iniciaron las agresiones del llamado «Ejército de Liberación Marroquí» contra los territorios españoles. España reaccionó enviando fuerzas para reforzar las escasas unidades de las guarniciones permanentes. En el caso de Villa Bens se decidió el envío de la II Bandera de la Legión, de guarnición en Tauima, al mando del comandante Florencio Apellaniz. La Bandera fue reforzada con compañías expedicionarias de Canarias, Tiradores de Ifni, Policía Indígena y apoyos. Realizó el movimiento por vía aérea a partir del 5 de noviembre en aviones DC-3 del Ala 35 en sucesivas rotaciones hasta el aeródromo de Villa Bens. El día 15 fue revistada por el Comandante General del África Occidental Española, el laureado teniente general Mariano Gómez-Zamalloa. El envío de fuerzas incluyó el despliegue de una unidad de Caballería del Regimiento Húsares de Pavía dotada de carros ligeros M-24 recientemente entregados por Estados Unidos a España. La Bandera fue alojada en tiendas cónicas llegadas el día 20, con las que se montó un campamento al noreste de la población dada la imposibilidad de hacerlo en el fuerte. Durante el conflicto, que no afectó a este territorio, la Bandera participó en diferentes operaciones orientadas hacia el sur cubriendo posiciones en Daora y Hagunía y realizando recorridos de control en la zona. Llegado el mes de octubre, la Bandera recibió la orden de dejar Villa Bens y trasladarse a el Aaiún para incorporarse definitivamente al Tercio Don Juan de Austria.
El 1 de abril de 1958 se firmó el Acuerdo de Cintra por el que se puso fin al conflicto. En virtud de dicho acuerdo, España entregó el Protectorado Sur a Marruecos. A las 15.30 del 19 de mayo se arrió la bandera española y se izó la marroquí, finalizando cuarenta y dos años de presencia española en Villa Bens. Los detalles y los incidentes de esta entrega serían materia suficiente para otro artículo. Actualmente y con el nombre de Tarfaya, Marruecos intenta promocionar turísticamente la ciudad, aprovechando el hecho de ser el punto de la costa más próximo a las islas Canarias. De la presencia española se conservan la Casa Mar, en estado de ruina, el fuerte parcialmente conservado y ocupado por la Gendarmería y las ruinas del cine. Del aeródromo no queda ningún vestigio.
* Publicado en el décimo boletín de la Academia de las Ciencias y las Artes Militares.
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